Mariano Llinás, el creador de un nuevo lenguaje del cine argentino

Cuando en 2002 se estrenó el documental Balnearios, de Mariano Llinás, quedó claro que nacía una nueva manera de hacer cine. Por lo pronto una nueva manera de entender un documental. Lejos de la narración formal frecuente en el género, con testimonios bien estudiados y clima más bien académico, Balnearios se permite encarar su tema con una mezcla de melancolía y humor. No es la clase de humor que consiste en contar chistes. Es el humor como una manera de ver el mundo.

Llinás no obedece el dogma generalmente aceptado en el cine que desconfía de la voz en off porque la considera una suerte de aporte a lo que la imagen no llegó a transmitir. Para él la palabra dicha, incluso escrita en extensos carteles, forman parte genuina de la película como un todo. Por otra parte, son textos excelentes.

El color impacta desde el principio con un mar azul cristalino como solo se ve en los sueños, el gris intenso de un arenal expresivo como una declaración, una ciudad sumergida que desafía la razón, castillos góticos con crimen y suspenso, cubismo en la playa desierta. La banda de sonido también habla, junto con los narradores (Verónica Llinás, Rafael Filippelli, Mario Mactas). Música ligera o eterna, golpes de hojalata o silencio puro detrás del rugido de las olas.

El film sobre Clorindo Testa marcó el regreso de Llinás al Bafici después de "La Flor", la película de catorce horas (Foto: Clarin)
El film sobre Clorindo Testa marcó el regreso de Llinás al Bafici después de «La Flor», la película de catorce horas (Foto: Clarin)

Cuando se estrenó Historias extraordinarias, en 2008, el mundo del cine celebró esta nueva entrega de un realizador que, según escribió el crítico Gustavo Noriega en la revista El amante, “brinda una verdadera lección de inteligencia, imaginación, valentía y generosidad”. Tres historias centrales, con toda clase de relatos dentro de ellas, todo narrado por Daniel Hendler de principio a fin con verdadero amor a la palabra. La película dura cuatro horas, con un elenco y un equipo técnico que definen entera una nueva generación, un nuevo lenguaje.

Mariano Llinás formó una productora, El Pampero Cine, con su grupo habitual, Agustín Mendilaharzu y Walter Jacob. Hubo más producciones; notablemente La Flor, un film que dura 14 horas, repartidas en seis partes. Clorindo Testa, de 2022, no se refiere al gran arquitecto y artista sino a un libro llamado Clorindo Testa que perteneció al padre de Mariano, Julio Llinás. Clorindo Testa era el mejor amigo de Julio Llinás, y a través de ese libro y esa amistad, Mariano encuentra la manera de hablar de su padre, que, observa, el tema del padre ya casi es un género en sí mismo.

"La flor", una de las películas de Llinás (Foto: Mubi)
«La flor», una de las películas de Llinás (Foto: Mubi)

Julio Llinás, fallecido en 2018, había sido un escritor, crítico de arte y poeta del grupo surrealista. Durante una larga temporada se dedicó a la publicidad, por ejemplo como Jefe de Comunicaciones de Siam. El año pasado la fundación IDA lanzó la campaña Fabricar Futuro, que destacaba el rol social y económico de tres empresas argentinas pioneras, Noblex, Atma y Siam. Para la ocasión se le encargó a Mariano Llinás un documental sobre el tema y el nombre que el cineasta le puso lo dice todo sobre él mismo: El evangelio de las máquinas.

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