Alián Devetac, el actor argentino que fue verdulero, atendió un bar y hoy brilla en “Secuestro del vuelo 601”
“Siempre es importante creer en uno mismo”. La sentencia de Alián Devetac resuena en el cierre de la charla que TN Show tuvo con el actor argentino, uno de los más destacados del elenco de la serie Secuestro del vuelo 601. No son palabras sueltas ni una frase hecha: es la afirmación de un artista que se hizo desde abajo, casi desde el barro, para poder concretar sus sueños. Literalmente.
Devetac contó en la entrevista con este medio que trabajó como barman, verdulero, asistente de producción, músico sesionista y maestro para poder sostenerse económicamente en diferentes momentos de su vida. Mientras tanto, proyectaba su deseo: vivir de la actuación.
Con el éxito mundial que está teniendo la ficción colombiana, el argentino logró hilvanar una seguidilla de proyectos que le permiten sostenerse con la actuación sin dedicarse a otra cosa como le pasó en buena parte de su vida.
“Lo di todo para que me vaya bien hasta llegar al casting de esta serie. Ahora ya me estoy dedicando plenamente a la música y a la actuación”, contó Devetac, que cuando era más joven vivió situaciones extremas de pobreza, casi un paralelismo con el personaje que lo está haciendo conocido.
De qué se trata “Secuestro del vuelo 601″ y cómo es el personaje de Alián Devetac
Creada por Pablo González y Camilo Salazar Prince, la serie Secuestro del vuelo 601 está basada en hechos reales que ocurrieron en 1973: el secuestro más largo de un avión de la historia de Latinoamérica. En esa época, había habido decenas de situaciones similares, donde muchas de estas aeronaves tenían como destino Cuba, en plena batalla entre el capitalismo y el comunismo.
En la ficción, dos jóvenes que toman de rehenes a los pasajeros del vuelo 601 que sale desde Colombia y obligan a desviar el recorrido del avión para pedir dinero a cambio de la vida de la gente. Serán dos azafatas las que lidiarán con ellos, mientras los problemas personales de cada uno se mezcla con la trama principal.
Alián Devetac encarna a “El Toro” Solano, uno de los dos jóvenes paraguayos que amenazan a los pasajeros del avión. Según le contó a TN Show, llegó al rol a través de una selección que se hizo gracias a un autocasting, con varias etapas que no fueron tan fáciles de sortear.
Como mucho de lo que le pasó en la vida, el inicio del proceso lo tuvo que hacer a pulmón. “El autocasting lo filmé con mi novia a la madrugada porque estaba trabajando de asistente de producción en ese momento y era el único momento que podía filmarlo”, comentó.
Cuando quedó, Devetac sabía que su personaje iba a tener una pizca de todo. “Los directores tienen una serie anterior que se llama El robo del siglo, que también es intensa y tiene ese código que es muy propio de ellos; mezcla entre acción, drama y cosas de comedia media absurda”, remarcó.
De esa forma, nació su impronta para construir un papel complicado: un joven paraguayo, al que no le importa absolutamente nada más que lograr el objetivo de desviar el avión. Si no lo puede hacer, la muerte es una posibilidad. “En los primeros capítulos decíamos mucho revolución o muerte, que era revolución o muerte para nosotros, nos sale bien o nos matamos: (los personajes estaban) dispuestos a morir con tal de cambiar de vida”, explicó.
Cómo fue la vida de Alián Devetac: de verdulero a ser famoso por una serie de Netflix
Nacido en Paraná, provincia de Entre Ríos, el 19 de septiembre de 1991, Alián Devetac es el mayor de tres hermanos. Su historia profesional siempre estuvo ligada a la música y la actuación, donde inició su recorrido hace 10 años. Todos sus roles tienen un perfil independiente: debutó en la película de 2014 de Celina Murga La tercera orilla y luego pasó por El otro hermano, Eva no duerme, La sombra del gallo y la serie donde encarnó a Toro.
Más allá de cada uno de estos trabajos, Devetac tuvo que dedicarse a otras tareas para conseguir dinero que le permitiera sostenerse entre rodaje y rodaje para seguir formándose. No fue fácil.
“Tuve muchos trabajos. Desde los 15 años que empecé a dar clases particulares, porque ya me había recibido de profesor de nivel medio. Al tiempo, estaba como músico sesionista. Tocaba en bandas y me pagaban. Eran de todos los estilos: cumbia, rock, folclore; incluso una que hacíamos era de música alemana, con esa nos iba muy bien, porque hay muchas aldeas alemanas allá”, aseguró.
Devetac comentó que, también, trabajó mucho tiempo en un emprendimiento familiar. “Teníamos una verdulería así que atendí ahí. En un momento empecé a estudiar y terminé trabajando de profesor de música en escuelas, en todos los niveles”, comentó.
A medida que fue siendo adulto, Devetac consiguió trabajos fijos en algunas instituciones educativas, pero el problema que tenía eran manejar su entonces presente con las oportunidades que les salían: si debía dedicarse un par de meses a grabar una película tenía que renunciar a algo estable.
“Me estresé mucho por eso y preferí seguir con la verdulería mientras iba y venía haciendo películas. Eso me llevaba a no tener un trabajo fijo tan estable con la docencia porque siempre que me salía una película no me importaba nada y dejaba todo para hacerla”, detalló.
Más allá de esa inestabilidad, Devetac puso en la balanza el tema de lo económico. “Con lo que ganaba con una película capaz era todo lo que hacía en un año dando clases, sumado a la experiencia de viajar y a lo hermoso que es actuar. La actuación me dio mucho”, remarcó.
A pesar de tener cierta asiduidad de apariciones en films de la poco abultada industria del cine independiente, Devetac tuvo que seguir siendo empleado de otras actividades para sobrevivir. Sobre todo en la Capital, donde se mudó recientemente. “Hace tres años vine a vivir a Buenos Aires y empecé a trabajar en un bar. Después fui asistente de producción en algunos videoclips y terminé quedando fijo (…) hasta que me salió este casting”, enumeró.
Tantas idas y vueltas en su día a día tuvieron una repercusión directa en la manera en la que compuso su personaje de la ficción colombiana. Devetac precisó que cuando cualquier actor encarna a alguien trata de traer al presente situaciones viejas para vincularlas a lo que sufre ese o vive ese ser de ficción. El famoso método, como se lo llama. En el caso de Toro hay elementos que lo tocan más de cerca.
“Siempre pasa algo medio mágico, algo medio de destino, que caen los personajes que tienen que ver con la historia de uno. Yo ocupo mucho de mi vida personal en los personajes, en mi historia, para construirlos”, remarcó.
El Toro tenía una historia previa de una extrema pobreza, algo que Devetac conoce de cerca, tal vez la razón por la que la marca de su personaje es similar a la de él. “He estado en momentos económicamente muy duros”, lanzó el actor, que se trasladó en su relato a una infancia complicada. “Mi hermano y yo hemos llegado a cocinar con ramitas que traíamos del monte porque no teníamos para la garrafa. Es algo que nunca conté, pero es verdad aunque ya quedó en el pasado”, recordó.
Alián Devetac, entre el rock y la mirada puesta en el mercado internacional
El presente de Alián Devetac es otro muy diferente a aquella pubertad en tierras entrerrianas. En paralelo a su camino actoral, quiere seguir despuntando su rol de músico. Por eso ya tiene 32 temas grabados que esperan salir a la luz. Su estilo: el rock nacional.
“La estructura de las canciones son bien rockeras, pero ahora con la producción tratamos de darle una impronta más personal”, afirmó el actor, que se definió como fanático de las grandes figuras de la Argentina como Charly García, Fito Páez, Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro y Gustavo Cerati.
Ese deseo por dedicarse a la música, a la vez, surge junto a su intención de seguir tomando ímpetu en los papeles que le aparezcan. Según le dijo a TN Show, este año está por estrenarse una serie argentina que terminó de grabar hace muy poco y, también, una película.
El actor contó que está estudiando inglés para tener “más herramientas”. Cuando este medio le consultó si tiene intenciones de vincularse con Hollywood de alguna manera, dado el carácter internacional que tomó su perfil por la serie de Netflix, no lo negó. “La verdad que no me lo planteo, yo por mi parte trato de hacer. Yo me manejo un poco así, no soy de fantasear tanto, de hacerme expectativa, sino de ir paso a paso, sobre todo con la actuación”, definió.
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Lo que sí tiene claro es que su realidad dista de ser la que tuvo hace años, cuando quemaba ramitas para prender fuego porque no podía pagar la garrafa. Esas cicatrices no solo funcionan como disparador para rearmar personajes sufridos como “El Toro”. También, lo ubican en un lugar diferente. “Todo eso quedó en el pasado, pero hace valorar mucho lo de ahora”, cerró.